Red Perspectivas: progresismo en el mundo
Globalización
“Repito nuevamente que no soy un
crítico imparcial y objetivo.
Mis juicios se alimentan de mis
ideales, de mis sentimientos, de
mis pasiones.”
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José Carlos Mariátegui.
La globalización ha tenido sus consecuencias buenas y malas en todos los ámbitos de nuestra vida y por tanto iremos analizando en una serie de artículos, desde una mirada progresista cada uno de ellos. Consideramos relevante comprender este proceso, porque de él se desprenden y se explican muchas de las decisiones a nivel social, político, económico, ambiental, tecnológico y cultural que cotidianamente afectan a los ciudadanos del mundo.
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Empecemos por la globalización en lo económico
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Comencemos por entender que la globalización es la fase actual del capitalismo extendido a nivel planetario, y ha traído consigo la mercantilización de todas las esferas de la vida y la sociedad, pasando a tener el mercado un rol preponderante en la asignación de recursos mientras que el Estado se repliega y modifica muchas de las funciones que había ido asumiendo hasta fines de los 70’ y solo actúa hoy como un agente mercantilizador con el objetivo de crear un entorno favorable a los intereses empresariales.
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Si tuviésemos que decir algo positivo en el ámbito económico de la globalización, sin duda podríamos hablar del aumento de las posibilidades para las empresas del sector privado de comercializar y negociar entre diferentes países. Sin embargo, nos encontramos que lo que se incrementa es el valor de las multinacionales, que son internacionales, por ende la ganancia y el capital producido se lo queda un país extranjero, dejando de esta manera desfavorecidas las empresas nacionales y las pequeñas empresas.
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Para los países desarrollados con sus fuerzas productivas altamente tecnificadas la globalización significó proteger su “Know how” mediante las “denominaciones de origen”, “patentes”, “registro de marcas”, introduciendo la modificación genética de las semillas, las cuales también fueron patentadas y reciben regalías por su uso. Estos “monopolios” del conocimiento están patrocinados y protegidos por los Estados, y han significado el cobro de grandes sumas de dinero por su uso, este costo del know how es pagado por quienes usamos o consumimos los productos derivados de las marcas, patentes y demás conocimiento amparados por la ley de propiedad intelectual.
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La lógica competitiva del capitalismo empuja a las empresas a ir más allá de las fronteras de la economía nacional para buscar recursos, mercados y mano de obra en todo el mundo. China, que es identificado como el país más poblado, también lo es por la mano de obra más barata del “mundo”, es así como todos los países concurren a China para obtener beneficios de la ventaja absoluta en el costo de su mano de obra, tanto países desarrollados como países en vías de desarrollo. Esto evidentemente genera efectos positivos para China pero negativos en el precio de la mano de obra de los demás países quienes recibimos productos a bajos precios debido a la mano de obra barata que compone la estructura de costos del producto importado de ese país, afectando también el empleo factor determinante del circuito económico.
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Países como Chile han sufrido la destrucción de su industria y la generación de una economía extractivista basada en sus recursos naturales. El premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz ha dicho "comprobé de primera mano el efecto devastador que la globalización puede tener sobre los países en desarrollo, y especialmente sobre los pobres en esos países".
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Hoy, la integración al nuevo orden económico mundial, impone nuevas reglas que afectan de manera sustantiva al factor trabajo: cesantía estructural, inestabilidad y precarización del empleo, competitividad económica basada en el bajo costo de la mano de obra, entre otras. Por otra parte, la aplicación de la tecnología computacional al proceso productivo, las nuevas formas de organización de las empresas, la globalización e internacionalización de la economía, una tendencia regresiva de la distribución del ingreso, una gran deuda social, los cambios legales e incluso, los fuertes cambios en la mentalidad de los chilenos que les han hecho perder, en gran medida, su sentido de la solidaridad reemplazándolo por un fuerte individualismo, han creado una nueva realidad que muestra solo su mejor cara, la de la baja inflación, altas tasas de crecimiento, buen nivel de inversión y una estabilidad económica.
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La globalización en lo ambiental:
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La globalización ha traído consigo efectos ambientales también globales, conocidos como el efecto invernadero, la lluvia acida, producto de los vertidos gaseosos contaminantes, la extinción de la fauna y flora, las crisis económicas exportadas con denominación de origen como “efecto tango”, “efecto tequila”, “efecto samba”, “burbuja inmobiliaria” ocurrida en Estados Unidos, entre otros.
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Frente a todo esto, cabe la pregunta ¿Cómo recuperar presencia y protagonismo, en un contexto de cambio tan radical como el que se vive?, y más importante aún, ¿cómo restituir los controles sociales y políticos a las fuerzas ciegas de una economía?, que a ratos, parece sacrificarlo todo en nombre del crecimiento a secas, ese crecimiento que si no tiene una orientación más humanista, podría incluso arrasar con el planeta.
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La Globalización es un hecho, y sólo lograremos aminorar sus efectos en países en vías de desarrollo como Chile, mediante políticas activas de los gobiernos que contribuyan al crecimiento, sin empeñar la sustentabilidad y logrando su distribución equitativa. No es posible apoyar a gobiernos que no protejan nuestros recursos naturales, que no intervengan los mercados imperfectos, es decir que intervengan en la vida económica. Además se hace necesario y fundamental que la toma de decisiones debe ser con participación, transparencia y democracia. La presión de la opinión pública hará que los políticos y los economistas entiendan que la globalización debe hacerse sobre otras bases para que sus beneficios se extiendan a todos y no a unos pocos.
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Necesitamos una economía que ponga la ética por encima del dinero.